El presidente del Servicio Paz y Justicia de América Latina, Adolfo Pérez Esquivel, ha alertado sobre vientos golpistas en América Latina, y ha declarado que Paraguay es la punta de lanza golpista en la región.
El Premio Nobel de la Paz señaló que el golpe de Estado ocurrido en Paraguay es parte de una escalada para imponer gobiernos autoritarios y dictaduras, e impedir la unidad continental que se está produciendo entre gobiernos democráticos, cosa que afecta los intereses de las grandes corporaciones económicas.
Esquivel subrayó que EE.UU. ve en América Latina un bocado preferido, considerándola su "patio trasero" y reiteró las intervenciones e invasiones del gobierno estadounidense en la región como la imposición de dictaduras militares y graves violaciones de los derechos humanos y de los pueblos buscando imponer su proyecto de dominación económica, política y cultural con gobiernos títeres.
En este sentido, Esquivel declaró que el derrocamiento del gobierno de Fernando Lugo estaba en los planes y objetivos político-estratégicos norteamericano, ya que la administración de Lugo obstaculizaba los intereses y monopolios económicos.
Según Esquivel, el golpe de Estado pudo realizarse en Paraguay debido a la debilidad del gobierno que contaba con un Parlamento que impidió avances y reformas sociales en el país centroamericano.
Asimismo, sostuvo que los intentos de golpe de Estado contra gobiernos democráticos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba fracasaron por la acción de los pueblos y la presencia de la UNASUR y la comunidad internacional.
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